Crónicas de antaño,
una esquina como tantas
por Luis Tappa
Como en toda ciudad o pueblo, cada esquina o cuadra tiene su propia historia, anécdotas y hasta misterios, que convertidos en recuerdos permanecen encerrados en su lugar atrapados en el tiempo, cada tanto alguien revuelve estas amarillentas páginas y nos trae al presente esas mismas y casi olvidadas historias, algo que en algún momento pasó, bueno o malo, triste o alegre, ¡no importa! pero que están ahí, latentes.
Tomamos de libros, de diarios, de recuerdos, o de memorias ajenas, un sin fin de hechos de amor y odio, de vida y hasta de muerte, cosas que habían quedado ocultas bajo el peso de los años.
AGRACIADA y ZUFRIATEGUI
Una esquina como tantas, una esquina como muchas de un Montevideo que en 1933 crecía frenéticamente, la creciente y pujante industria de la época se repartía el diario vivir con la bohemia de la noche, que entre timbas, tangos, cafetines y burdeles, "copetines deliciosos y cariños pasajeros" marcaban un estilo de vida y le daban forma a la idiosincrasia de un pueblo.
Mientras durante el día se hacía sentir la actividad comercial y el martilleo constante de las herramientas, en una ciudad que construía sin cesar, del Ejido hasta la Aduana la noche se volvía tango y naipe.
Pero este estilo de vida nocturno, no tenía mucha cabida mezclado con la pacata sociedad de entonces, y con el tiempo se tuvo que ir refugiando, cada vez más, en las callecitas oscuras de la ciudad vieja.
A pesar de todo fueron años que dejaron su huella indeleble en nuestras costumbres y tradiciones, pero también llenaron páginas en los diarios de entonces, un montón de sucesos quedaron para siempre marcados, a modo de leyendas, en la crónica policial.
EL PALACIO SALVO
Lo tenemos ahí, pasamos frente a el casi todos los días y cada vez con mayor indiferencia, ya no impacta la enorme estructura y raro diseño del que fuera en su momento el edificio mas alto de América del Sur.
En los años 60 del siglo IXX había llegado a Montevideo una familia italiana, Lorenzo Salvo y Ángela Debenedetti, con ellos venían sus tres hijos, Ángel Dionisio y José, de este matrimonio más adelante nacería otro hijo, Lorenzo.
Se habían afincado en la zona del Paso del Molino, gente trabajadora y muy capaz prontamente se adaptaron, y con el tiempo, desde el humilde origen de inmigrantes, los hermanos Salvo Debenedetti se convirtieron en acaudalados industriales.
A principios de la década del 20 deciden construir un gran Edificio, con tal fin compran el predio que da sobre la Avda. 18 de Julio, Andes y la Plaza Independencia, justamente el lugar donde estuviera ubicado el muy famoso café "La Giralda, lugar donde se escuchara por primera vez los compases de "La Cumparsita", es de hacer notar que la obra original de Gerardo Matos Rodríguez tiene poco que ver con la que escuchamos hoy día, ya que se le fueron haciendo distintos arreglos musicales hasta convertirla en lo que es actualmente.
Antes de terminar la obra muere el mayor de los hermanos, Ángel Salvo Debenedetti, entonces todo queda a cargo de Dionisio, José y Lorenzo.
Finalmente en el año 1928 se inaugura el edificio que se conocería en el futuro como "Palacio Salvo", esta monumental construcción quedó para siempre como tarjeta de presentación del Montevideo de entonces y el actual, un referente de la cuidad.
Uno de los hermanos dueños del edificio, José Salvo, tenía dos hijas, una de ellas, María Luisa, atraída por la personalidad y la "pinta" varonil de un hombre, se casó con el a pesar del desacuerdo de su padre, se trataba de Ricardo Bonapelch, un figurín de entonces.
Don José Salvo, hombre inteligente, sabía perfectamente a quien, su hija, iba a meter en la familia, pero no pudo impedir el matrimonio.
Bonapelch, ave nocturna sin hábitos de trabajo, elegante y de buen vestir, jugador y perdedor empedernido, era habitué de cafés, "milongas" y "carpetas". Aunque proveniente de familia de escasos recursos, pero simpático y de buena presencia, se había abierto paso en el ambiente nocturno llegando incluso a entablar amistad con gente importante de entonces, entre ellos Carlos Gardel, fue este hombre quien le regaló a "El Mago" la famosa casa de la calle Podestá, en Punta Gorda.
Pero Ricardo andaba casi siempre escaso de dinero, porque gastaba y perdía en timbas más de lo que podía sacar de las arcas de los Salvo, no había plata que le alcanzara.
Su suegro no lo podía ver, solamente lo soportaba, porque aunque no lo quisiera era el marido de su hija, y la relación entre los dos hombres siempre se mantuvo tirante.
LA MUERTE DE JOSÉ SALVO
Casi a orillas del arroyo Miguelete, en el Paso del Molino, se encuentra la esquina donde confluyen tres calles, Agraciada, Zufriategui y Lucas Obes, por esos años dos sucesos dejarían ese lugar marcado con letras rojas de sangre en la crónica policial.
Uno de ellos fue la muerte de José Salvo, que el 29 de Abril de 1933, a la salida del cine Alcázar, fue atropellado por un auto conducido por un tal Artigas Guichón, otro personaje nocturno y habitué del "Jauja", otro famoso café de la época donde recalaban muchos personajes, cantores, intelectuales y gente del ambiente, también Bonapelch "paraba" allí.
Aquella curiosa, o no tanto, coincidencia, no tardó en llamar la atención, eran sabidas las desavenencias entre José Salvo y su yerno, y si a esto le agregamos que evidentemente, Ricardo y Guichón se conocían, ya que frecuentaban el mismo lugar, no tardaron en surgir las sospechas sobre un hecho delictivo, más que un accidente.
Eran también razones de peso la constante necesidad de dinero por parte de Bonapelch, metido en deudas de juego y los gastos de una vida disipada resultaban los ingredientes apropiados como para un homicidio en procura de una herencia.
Guichón, hombre de mala reputación, bien podía ser el cómplice adecuado para una maniobra de esa naturaleza, pero ellos declararon conocerse solo de vista, tras intensos interrogatorios y careos se mantuvieron firmes en sus declaraciones, la cosa no paso de una simple sospecha y averiguaciones, y la muerte de José Salvo, uno de los dueños del "Palacio Salvo", quedó como un accidente y ambos hombres libres.
Esto sucedió, como dijimos, el 29 de Abril de 1933 en el cruce mencionado, pero 8 años después, en 1941, sucede algo increíble y una sorprendente vuelta de tuerca cambiaría toda la situación.
Artigas Guichón, enfermo, y creyendo ver cercana a "la parca", decide hablar, "confiesa" que la muerte de Salvo no fue un accidente sino un homicidio, y que el autor intelectual del asunto había sido Ricardo Bonapelch. Este negó sistemáticamente tener algo que ver con la muerte de su suegro, pero no se le creyó, y la declaración de Guichón fue suficiente para que aquel terminara preso y condenado a 24 años de cárcel.
El tema se trató de palabra contra palabra, sin prueba alguna ni confesión de parte, y Guichón no se destacaba justamente por ser un tipo al que se le pudiera creer mucho.
En el año 1955 Bonapelch murió de cáncer, estando preso y cuando ya llevaba 13 de reclusión, era una época en que las condenas se cumplían en su totalidad, hasta el último día.
De cualquier manera fue un hecho demasiado confuso, y a pesar de haber sido condenado nunca quedó fehacientemente probada su culpabilidad, Bonapelch sostuvo de por vida su inocencia. Por entonces no muchos creyeron en su culpabilidad, y hasta se habló de que todo esto no fue más que una postrera venganza de Guichón, por cuestiones de polleras o dinero.
Este caso, para mucha gente quedó como algo no resuelto, y la muerte de Salvo, a pesar de que alguien pagó por ella, igualmente quedó sumida en el misterio y las dudas... ¿Accidente u homicidio?
LA MASACRE DEL PASO DEL MOLINO,
la misma esquina, el mismo año.
El lunes 20 de noviembre del mismo año, a las 7:50 de la mañana, comenzaría un periplo delictivo que culminaría con cinco policías muertos nueve heridos, un delincuente que se suicida al quedarse sin munición, y dos más, heridos.
En este hecho también resultaron heridos varios particulares.
En otro procedimiento realizado al otro día, martes 21 de tarde, en procura de detener a otros posibles integrantes de esta banda, mueren otro policía y un delincuente, esto sucede en el pasillo de una casa de apartamentos en la calle Cochabamba, estos dos últimos se matan entre ellos al tirarse mutuamente y a escasa distancia. Esa tarde también fallece otro de los policías heridos en el Paso del Molino, el día anterior, y que se encontraba internado muy grave.
EL INTENTO DE COPAMIENTO
Todo comienza, como dijimos, el día 20 a las 07:50.
Hasta el domicilio de un financista, clandestino de carreras y quiniela, Marcos Calleriza, en Manuel Herrera y Obes 3930 y Aurora (Hoy Ángel Salvo) llegan Virgilio Tomás Denis y Pedro Valdivieso Montiel, este, más conocido como "El Cubano".
Acá se produce un confuso incidente, en el cual los delincuentes sacan sus armas y pretenden reducir a la cuñada de Calleriza, pero a los gritos de esta mujer, la esposa de aquel, se levanta, toma un revolver y les hace un disparo que va a herir a una vecina de enfrente, Isabel Galle, que se encontraba en la puerta de su casa, entonces Denis y "El Cubano" salen corriendo. Todo esto no deja de llamar la atención, debido a los puntos que calzaban estos sujetos como veremos más adelante.
Cuesta creer que se hubieran dejado amedrentar por una mujer con un arma de bajo calibre, lo otro que llama la atención es que Calleriza, que estaba acostado junto a su mujer, no hubiera tomado la iniciativa y permitiera que fuera esta quien les hiciera frente.
En una de las crónicas leídas, se dice que estos individuos eran conocidos del financista y que en varias oportunidades habían concurrido a "mangarlo".
También resulta curioso, si iban a realizar un asalto, que anduvieran a pié y no contaran con un automóvil para la huida, no eran chorros de cuarta, eran pesos pesados de la delincuencia.
Se da la alarma y comienza la persecución
La empleada de Isabel Galle, le pide a un pibe, Esteban Mario Rodríguez, que vaya en la bicicleta a avisar a la policía, pero este, que los vio irse caminando por Ángel Salvo hacia Agraciada, opta por seguirlos manteniéndose a distancia. Estos, luego se juntan con el resto de la banda, los hermanos Ortell, Raúl Gallero Rossi y Del Pérez, dan unas vueltas y salen a Emilio Romero y Agraciada donde se separan, Denis, "El Cubano" y los hermanos Ortell ascienden a un ómnibus mientras Rossi y Del Pérez se alejan del lugar en otra dirección.
Mario Rodríguez, que los ve subir al ómnibus, se adelanta con su bicicleta y llega hasta la esquina de Cno. Castro y Agraciada, allí le avisa al Cabo Juan Lozano de la 19ª de que los pistoleros vienen en un ómnibus, este a su vez solicita ayuda al agente de investigaciones Genaro Leytes, que se encontraba de custodia en el Banco que está en la esquina y también al agente de la 20ª Máximo Rodríguez.
EL PRIMER ENFRENTAMIENTO
Justamente en esos momentos se bajan del ómnibus los delincuentes, y Mario Rodríguez se los señala a la policía, aquellos se percatan del acercamiento de los funcionarios y se produce un intenso tiroteo en el que mueren Leytes y Rodríguez mientras que Lozano resulta herido.
Los cuatro pistoleros siguen por agraciada en dirección al arroyo Miguelete, es entonces que llega al lugar una motocicleta policial con dos funcionarios, estos se detienen en la mitad del puente, los pistoleros les disparan y matan al Sargento Juan B. Rodríguez.
Llegan más policías y continúa el tiroteo, mientras que el teatro de los acontecimientos se va desplazando lentamente hacia la esquina de Agraciada y Zufriategui
Siguen en su loca huida por Agraciada, pero en Zufriategui les sale al paso el agente de facción en el lugar, Modesto Alonso, quien se tirotea con los delincuentes, alcanza a herir a Gabino Ortell, pero aquel también es alcanzado por las balas de los pistoleros.
El tiroteo continúa por la calle Zufriategui y mas tarde cae herido de muerte bajo el fuego de los delincuentes el Guardia Civil Juan Gamarra, es herido en una pierna el otro Ortell, y a pesar de que intenta huir es detenido.
Mientras tanto Denis y "El Cubano" se meten en una "Cochería" de la calle Zufriategui e intentan irse en un furgón, pero este no arranca, por lo que desisten y se dirigen hacia una habitación interior desde donde vuelven a hacer fuego, luego por los fondos de la finca tratan de salir a agraciada nuevamente.
En esos momentos pareció que habían logrado escapar, pero un vecino da aviso de que estarían en el Nº 988 de la calle Zufriategui. La policía rodea la finca y los descubren en un altillo.
El final
Ubicados nuevamente, no tarda en volver a sentirse el estampido de los disparos, una verdadera batalla, cae herido el agente de la 19ª, Honorato Sequeira. El agente de investigaciones, Raúl Páez, en el momento que intenta hacer fuego con un arma larga cae gravemente herido de un balazo en el estómago, moriría al día siguiente a las 18 Hs.
Pero ya los pistoleros habían quemado sus últimos cartuchos, "El Cubano" había guardado la última bala para si mismo y se suicida de un tiro en la cabeza, a Denis, también sin balas, lo encuentran y es detenido.
Las radios brindaron las primeras informaciones, y recién en la tarde los vespertinos brindaron la cobertura de los hechos con lujo de detalles y profusión de fotos, durante tres días fueron titulares obligados de casi todos los diarios estos brutales acontecimientos.
Resultaba increíble un hecho de esta naturaleza, 4 muertos y 12 heridos era el balance primario.
La banda estaba compuesta por seis elementos que se dividieron en dos grupos, siendo cuatro de ellos los que se resistieron hasta el fin y los autores de todas las bajas policiales.
El resultado final fue terrible, 5 policías muertos y 6 heridos.
Entre los pistoleros, 1 muerto (se suicidó) y dos heridos.
También hubo tres particulares que resultaron heridos de bala. Total 17 personas involucradas.
Así sucedió, a grandes rasgos, este terrible enfrentamiento del día 20 en horas de la mañana, pero no terminaría aquí este desgraciado suceso.
CONTINUAN LOS PROCEDIMIENTOS
Continúan las pesquisas para dar con el paradero de los que escaparon y no intervinieron en el terrible tiroteo. Se trataba de Raúl Gallero Rossi y Del Pérez.
Es allanada una finca en Bvar. Artigas 1926 apto. 2 y Berro, aquí surge otro personaje, "El Cubano Chico", también hay dos francesas "amigas" de Gabino Ortell y "El Cubano Chico", eran dos mujeres que ejercían la prostitución.
Denis y Gabino Ortell vivían en Cochabamba Nº 16, entonces la policía deja a "una imaginaria" en el lugar, es decir, un policía oculto, vigilando y con orden de detener a quien entrara en la finca, se trataba del agente de la 9ª Rojas Maldonado.
A media tarde llega al lugar Salvador Del Pérez Delgado, quien se suponía que había actuado en el intento de asalto en la mañana, Rojas Maldonado intenta detenerlo, pero se produce un corto y mortal tiroteo dentro del corredor de la finca donde mueren los dos. A las 18 horas de esa misma tarde también fallecía Raúl Páez, herido de gravedad en los acontecimientos de la mañana anterior.
El resultado final de este demencial suceso fue de 8 muertos, 6 policías y 2 pistoleros, también varios heridos.
LA PLAZOLETA 20 DE NOVIEMBRE
Este hecho dio origen a la Plaza de la Policía, que es la que está ubicada en la en la esquina que forman Lucas Obes, Agraciada y Zufriategui. Se colocó un monolito de granito negro como recordatorio a los funcionarios caídos en la acción, y todos los años en la fecha se rinde homenaje a aquellos y a todos los policías muertos en el cumplimiento del deber. Este día, el 20 de Noviembre fue declarado Día de la Policía.
Como dato final diré que: Virgilio Tomás Denis fue el último en recobrar la libertad, era el más peligroso de estos delincuentes, cumplió 30 años efectivos dentro de los muros de la cárcel, por lo que tendría entonces unos 56 años de edad cuando se fue, sería por el año 1963 que salió.
Estos sujetos no eran delincuentes comunes o simples rateros, era gente muy hábil con un arma en la mano y siempre dispuestos a todo. Generalmente mejor armados que la propia policía, ya que tenían en su poder poderosas armas. Solo así se puede justificar el balance final ante los modestos, valientes y mal armados funcionarios que les hicieron frente. Cometían sus tropelías vestidos de primera, con sombrero, traje, chaleco y corbata. La misma pinta de los delincuentes que hemos visto en tantas películas norteamericanas de gangster.
Callecitas de mi ciudad... ¡Cuantas historias conservan tus veredas!
Datos obtenidos en la página de "Policiales" de los diarios de la época, "El Diario", "El País", "El Día" y otras publicaciones que con el tiempo incursionaron en el tema, también recuerdos que me quedan de haber oído infinidad de veces narraciones de estos dos hechos.
Narrar estos acontecimientos en base a crónicas de la época escritas en diferentes medios de prensa no es tarea fácil, nos encontramos con lo mismo de siempre, diferentes enfoques, diversidad de opiniones y hasta diferencias en la narrativa de los hechos consumados. Fueron muchos los medios que trataron estos asuntos a lo largo del tiempo. Yo no estoy tratando de llevar a cabo ninguna investigación, y mi intención es solo traer al presente la historia de una esquina como tantas, y presentarles una breve narración de las cosas que sucedieron en dicho lugar.
Para ello debí armar, sacando un poco de acá y otro poco de allá, algo de lo que me parece más coherente con lo que pudo haber sucedido, tampoco entro en detalles morbosos, que los hay, ni profundizo en el tema, más bien es una narración muy superficial la que hice, después de leer todo lo que pude encontrar al respecto y que más me llamó la atención.
En resumen, esto es el recuerdo de dos acontecimientos de carácter público que sucedieron en las calles de la ciudad, más precisamente en la esquina mencionada.
una esquina como tantas
por Luis Tappa
Como en toda ciudad o pueblo, cada esquina o cuadra tiene su propia historia, anécdotas y hasta misterios, que convertidos en recuerdos permanecen encerrados en su lugar atrapados en el tiempo, cada tanto alguien revuelve estas amarillentas páginas y nos trae al presente esas mismas y casi olvidadas historias, algo que en algún momento pasó, bueno o malo, triste o alegre, ¡no importa! pero que están ahí, latentes.
Tomamos de libros, de diarios, de recuerdos, o de memorias ajenas, un sin fin de hechos de amor y odio, de vida y hasta de muerte, cosas que habían quedado ocultas bajo el peso de los años.
AGRACIADA y ZUFRIATEGUI
Una esquina como tantas, una esquina como muchas de un Montevideo que en 1933 crecía frenéticamente, la creciente y pujante industria de la época se repartía el diario vivir con la bohemia de la noche, que entre timbas, tangos, cafetines y burdeles, "copetines deliciosos y cariños pasajeros" marcaban un estilo de vida y le daban forma a la idiosincrasia de un pueblo.
Mientras durante el día se hacía sentir la actividad comercial y el martilleo constante de las herramientas, en una ciudad que construía sin cesar, del Ejido hasta la Aduana la noche se volvía tango y naipe.
Pero este estilo de vida nocturno, no tenía mucha cabida mezclado con la pacata sociedad de entonces, y con el tiempo se tuvo que ir refugiando, cada vez más, en las callecitas oscuras de la ciudad vieja.
A pesar de todo fueron años que dejaron su huella indeleble en nuestras costumbres y tradiciones, pero también llenaron páginas en los diarios de entonces, un montón de sucesos quedaron para siempre marcados, a modo de leyendas, en la crónica policial.
EL PALACIO SALVO
Lo tenemos ahí, pasamos frente a el casi todos los días y cada vez con mayor indiferencia, ya no impacta la enorme estructura y raro diseño del que fuera en su momento el edificio mas alto de América del Sur.
En los años 60 del siglo IXX había llegado a Montevideo una familia italiana, Lorenzo Salvo y Ángela Debenedetti, con ellos venían sus tres hijos, Ángel Dionisio y José, de este matrimonio más adelante nacería otro hijo, Lorenzo.
Se habían afincado en la zona del Paso del Molino, gente trabajadora y muy capaz prontamente se adaptaron, y con el tiempo, desde el humilde origen de inmigrantes, los hermanos Salvo Debenedetti se convirtieron en acaudalados industriales.
A principios de la década del 20 deciden construir un gran Edificio, con tal fin compran el predio que da sobre la Avda. 18 de Julio, Andes y la Plaza Independencia, justamente el lugar donde estuviera ubicado el muy famoso café "La Giralda, lugar donde se escuchara por primera vez los compases de "La Cumparsita", es de hacer notar que la obra original de Gerardo Matos Rodríguez tiene poco que ver con la que escuchamos hoy día, ya que se le fueron haciendo distintos arreglos musicales hasta convertirla en lo que es actualmente.
Antes de terminar la obra muere el mayor de los hermanos, Ángel Salvo Debenedetti, entonces todo queda a cargo de Dionisio, José y Lorenzo.
Finalmente en el año 1928 se inaugura el edificio que se conocería en el futuro como "Palacio Salvo", esta monumental construcción quedó para siempre como tarjeta de presentación del Montevideo de entonces y el actual, un referente de la cuidad.
Uno de los hermanos dueños del edificio, José Salvo, tenía dos hijas, una de ellas, María Luisa, atraída por la personalidad y la "pinta" varonil de un hombre, se casó con el a pesar del desacuerdo de su padre, se trataba de Ricardo Bonapelch, un figurín de entonces.
Don José Salvo, hombre inteligente, sabía perfectamente a quien, su hija, iba a meter en la familia, pero no pudo impedir el matrimonio.
Bonapelch, ave nocturna sin hábitos de trabajo, elegante y de buen vestir, jugador y perdedor empedernido, era habitué de cafés, "milongas" y "carpetas". Aunque proveniente de familia de escasos recursos, pero simpático y de buena presencia, se había abierto paso en el ambiente nocturno llegando incluso a entablar amistad con gente importante de entonces, entre ellos Carlos Gardel, fue este hombre quien le regaló a "El Mago" la famosa casa de la calle Podestá, en Punta Gorda.
Pero Ricardo andaba casi siempre escaso de dinero, porque gastaba y perdía en timbas más de lo que podía sacar de las arcas de los Salvo, no había plata que le alcanzara.
Su suegro no lo podía ver, solamente lo soportaba, porque aunque no lo quisiera era el marido de su hija, y la relación entre los dos hombres siempre se mantuvo tirante.
LA MUERTE DE JOSÉ SALVO
Casi a orillas del arroyo Miguelete, en el Paso del Molino, se encuentra la esquina donde confluyen tres calles, Agraciada, Zufriategui y Lucas Obes, por esos años dos sucesos dejarían ese lugar marcado con letras rojas de sangre en la crónica policial.
Uno de ellos fue la muerte de José Salvo, que el 29 de Abril de 1933, a la salida del cine Alcázar, fue atropellado por un auto conducido por un tal Artigas Guichón, otro personaje nocturno y habitué del "Jauja", otro famoso café de la época donde recalaban muchos personajes, cantores, intelectuales y gente del ambiente, también Bonapelch "paraba" allí.
Aquella curiosa, o no tanto, coincidencia, no tardó en llamar la atención, eran sabidas las desavenencias entre José Salvo y su yerno, y si a esto le agregamos que evidentemente, Ricardo y Guichón se conocían, ya que frecuentaban el mismo lugar, no tardaron en surgir las sospechas sobre un hecho delictivo, más que un accidente.
Eran también razones de peso la constante necesidad de dinero por parte de Bonapelch, metido en deudas de juego y los gastos de una vida disipada resultaban los ingredientes apropiados como para un homicidio en procura de una herencia.
Guichón, hombre de mala reputación, bien podía ser el cómplice adecuado para una maniobra de esa naturaleza, pero ellos declararon conocerse solo de vista, tras intensos interrogatorios y careos se mantuvieron firmes en sus declaraciones, la cosa no paso de una simple sospecha y averiguaciones, y la muerte de José Salvo, uno de los dueños del "Palacio Salvo", quedó como un accidente y ambos hombres libres.
Esto sucedió, como dijimos, el 29 de Abril de 1933 en el cruce mencionado, pero 8 años después, en 1941, sucede algo increíble y una sorprendente vuelta de tuerca cambiaría toda la situación.
Artigas Guichón, enfermo, y creyendo ver cercana a "la parca", decide hablar, "confiesa" que la muerte de Salvo no fue un accidente sino un homicidio, y que el autor intelectual del asunto había sido Ricardo Bonapelch. Este negó sistemáticamente tener algo que ver con la muerte de su suegro, pero no se le creyó, y la declaración de Guichón fue suficiente para que aquel terminara preso y condenado a 24 años de cárcel.
El tema se trató de palabra contra palabra, sin prueba alguna ni confesión de parte, y Guichón no se destacaba justamente por ser un tipo al que se le pudiera creer mucho.
En el año 1955 Bonapelch murió de cáncer, estando preso y cuando ya llevaba 13 de reclusión, era una época en que las condenas se cumplían en su totalidad, hasta el último día.
De cualquier manera fue un hecho demasiado confuso, y a pesar de haber sido condenado nunca quedó fehacientemente probada su culpabilidad, Bonapelch sostuvo de por vida su inocencia. Por entonces no muchos creyeron en su culpabilidad, y hasta se habló de que todo esto no fue más que una postrera venganza de Guichón, por cuestiones de polleras o dinero.
Este caso, para mucha gente quedó como algo no resuelto, y la muerte de Salvo, a pesar de que alguien pagó por ella, igualmente quedó sumida en el misterio y las dudas... ¿Accidente u homicidio?
LA MASACRE DEL PASO DEL MOLINO,
la misma esquina, el mismo año.
El lunes 20 de noviembre del mismo año, a las 7:50 de la mañana, comenzaría un periplo delictivo que culminaría con cinco policías muertos nueve heridos, un delincuente que se suicida al quedarse sin munición, y dos más, heridos.
En este hecho también resultaron heridos varios particulares.
En otro procedimiento realizado al otro día, martes 21 de tarde, en procura de detener a otros posibles integrantes de esta banda, mueren otro policía y un delincuente, esto sucede en el pasillo de una casa de apartamentos en la calle Cochabamba, estos dos últimos se matan entre ellos al tirarse mutuamente y a escasa distancia. Esa tarde también fallece otro de los policías heridos en el Paso del Molino, el día anterior, y que se encontraba internado muy grave.
EL INTENTO DE COPAMIENTO
Todo comienza, como dijimos, el día 20 a las 07:50.
Hasta el domicilio de un financista, clandestino de carreras y quiniela, Marcos Calleriza, en Manuel Herrera y Obes 3930 y Aurora (Hoy Ángel Salvo) llegan Virgilio Tomás Denis y Pedro Valdivieso Montiel, este, más conocido como "El Cubano".
Acá se produce un confuso incidente, en el cual los delincuentes sacan sus armas y pretenden reducir a la cuñada de Calleriza, pero a los gritos de esta mujer, la esposa de aquel, se levanta, toma un revolver y les hace un disparo que va a herir a una vecina de enfrente, Isabel Galle, que se encontraba en la puerta de su casa, entonces Denis y "El Cubano" salen corriendo. Todo esto no deja de llamar la atención, debido a los puntos que calzaban estos sujetos como veremos más adelante.
Cuesta creer que se hubieran dejado amedrentar por una mujer con un arma de bajo calibre, lo otro que llama la atención es que Calleriza, que estaba acostado junto a su mujer, no hubiera tomado la iniciativa y permitiera que fuera esta quien les hiciera frente.
En una de las crónicas leídas, se dice que estos individuos eran conocidos del financista y que en varias oportunidades habían concurrido a "mangarlo".
También resulta curioso, si iban a realizar un asalto, que anduvieran a pié y no contaran con un automóvil para la huida, no eran chorros de cuarta, eran pesos pesados de la delincuencia.
Se da la alarma y comienza la persecución
La empleada de Isabel Galle, le pide a un pibe, Esteban Mario Rodríguez, que vaya en la bicicleta a avisar a la policía, pero este, que los vio irse caminando por Ángel Salvo hacia Agraciada, opta por seguirlos manteniéndose a distancia. Estos, luego se juntan con el resto de la banda, los hermanos Ortell, Raúl Gallero Rossi y Del Pérez, dan unas vueltas y salen a Emilio Romero y Agraciada donde se separan, Denis, "El Cubano" y los hermanos Ortell ascienden a un ómnibus mientras Rossi y Del Pérez se alejan del lugar en otra dirección.
Mario Rodríguez, que los ve subir al ómnibus, se adelanta con su bicicleta y llega hasta la esquina de Cno. Castro y Agraciada, allí le avisa al Cabo Juan Lozano de la 19ª de que los pistoleros vienen en un ómnibus, este a su vez solicita ayuda al agente de investigaciones Genaro Leytes, que se encontraba de custodia en el Banco que está en la esquina y también al agente de la 20ª Máximo Rodríguez.
EL PRIMER ENFRENTAMIENTO
Justamente en esos momentos se bajan del ómnibus los delincuentes, y Mario Rodríguez se los señala a la policía, aquellos se percatan del acercamiento de los funcionarios y se produce un intenso tiroteo en el que mueren Leytes y Rodríguez mientras que Lozano resulta herido.
Los cuatro pistoleros siguen por agraciada en dirección al arroyo Miguelete, es entonces que llega al lugar una motocicleta policial con dos funcionarios, estos se detienen en la mitad del puente, los pistoleros les disparan y matan al Sargento Juan B. Rodríguez.
Llegan más policías y continúa el tiroteo, mientras que el teatro de los acontecimientos se va desplazando lentamente hacia la esquina de Agraciada y Zufriategui
Siguen en su loca huida por Agraciada, pero en Zufriategui les sale al paso el agente de facción en el lugar, Modesto Alonso, quien se tirotea con los delincuentes, alcanza a herir a Gabino Ortell, pero aquel también es alcanzado por las balas de los pistoleros.
El tiroteo continúa por la calle Zufriategui y mas tarde cae herido de muerte bajo el fuego de los delincuentes el Guardia Civil Juan Gamarra, es herido en una pierna el otro Ortell, y a pesar de que intenta huir es detenido.
Mientras tanto Denis y "El Cubano" se meten en una "Cochería" de la calle Zufriategui e intentan irse en un furgón, pero este no arranca, por lo que desisten y se dirigen hacia una habitación interior desde donde vuelven a hacer fuego, luego por los fondos de la finca tratan de salir a agraciada nuevamente.
En esos momentos pareció que habían logrado escapar, pero un vecino da aviso de que estarían en el Nº 988 de la calle Zufriategui. La policía rodea la finca y los descubren en un altillo.
El final
Ubicados nuevamente, no tarda en volver a sentirse el estampido de los disparos, una verdadera batalla, cae herido el agente de la 19ª, Honorato Sequeira. El agente de investigaciones, Raúl Páez, en el momento que intenta hacer fuego con un arma larga cae gravemente herido de un balazo en el estómago, moriría al día siguiente a las 18 Hs.
Pero ya los pistoleros habían quemado sus últimos cartuchos, "El Cubano" había guardado la última bala para si mismo y se suicida de un tiro en la cabeza, a Denis, también sin balas, lo encuentran y es detenido.
Las radios brindaron las primeras informaciones, y recién en la tarde los vespertinos brindaron la cobertura de los hechos con lujo de detalles y profusión de fotos, durante tres días fueron titulares obligados de casi todos los diarios estos brutales acontecimientos.
Resultaba increíble un hecho de esta naturaleza, 4 muertos y 12 heridos era el balance primario.
La banda estaba compuesta por seis elementos que se dividieron en dos grupos, siendo cuatro de ellos los que se resistieron hasta el fin y los autores de todas las bajas policiales.
El resultado final fue terrible, 5 policías muertos y 6 heridos.
Entre los pistoleros, 1 muerto (se suicidó) y dos heridos.
También hubo tres particulares que resultaron heridos de bala. Total 17 personas involucradas.
Así sucedió, a grandes rasgos, este terrible enfrentamiento del día 20 en horas de la mañana, pero no terminaría aquí este desgraciado suceso.
CONTINUAN LOS PROCEDIMIENTOS
Continúan las pesquisas para dar con el paradero de los que escaparon y no intervinieron en el terrible tiroteo. Se trataba de Raúl Gallero Rossi y Del Pérez.
Es allanada una finca en Bvar. Artigas 1926 apto. 2 y Berro, aquí surge otro personaje, "El Cubano Chico", también hay dos francesas "amigas" de Gabino Ortell y "El Cubano Chico", eran dos mujeres que ejercían la prostitución.
Denis y Gabino Ortell vivían en Cochabamba Nº 16, entonces la policía deja a "una imaginaria" en el lugar, es decir, un policía oculto, vigilando y con orden de detener a quien entrara en la finca, se trataba del agente de la 9ª Rojas Maldonado.
A media tarde llega al lugar Salvador Del Pérez Delgado, quien se suponía que había actuado en el intento de asalto en la mañana, Rojas Maldonado intenta detenerlo, pero se produce un corto y mortal tiroteo dentro del corredor de la finca donde mueren los dos. A las 18 horas de esa misma tarde también fallecía Raúl Páez, herido de gravedad en los acontecimientos de la mañana anterior.
El resultado final de este demencial suceso fue de 8 muertos, 6 policías y 2 pistoleros, también varios heridos.
LA PLAZOLETA 20 DE NOVIEMBRE
Este hecho dio origen a la Plaza de la Policía, que es la que está ubicada en la en la esquina que forman Lucas Obes, Agraciada y Zufriategui. Se colocó un monolito de granito negro como recordatorio a los funcionarios caídos en la acción, y todos los años en la fecha se rinde homenaje a aquellos y a todos los policías muertos en el cumplimiento del deber. Este día, el 20 de Noviembre fue declarado Día de la Policía.
Como dato final diré que: Virgilio Tomás Denis fue el último en recobrar la libertad, era el más peligroso de estos delincuentes, cumplió 30 años efectivos dentro de los muros de la cárcel, por lo que tendría entonces unos 56 años de edad cuando se fue, sería por el año 1963 que salió.
Estos sujetos no eran delincuentes comunes o simples rateros, era gente muy hábil con un arma en la mano y siempre dispuestos a todo. Generalmente mejor armados que la propia policía, ya que tenían en su poder poderosas armas. Solo así se puede justificar el balance final ante los modestos, valientes y mal armados funcionarios que les hicieron frente. Cometían sus tropelías vestidos de primera, con sombrero, traje, chaleco y corbata. La misma pinta de los delincuentes que hemos visto en tantas películas norteamericanas de gangster.
Callecitas de mi ciudad... ¡Cuantas historias conservan tus veredas!
Datos obtenidos en la página de "Policiales" de los diarios de la época, "El Diario", "El País", "El Día" y otras publicaciones que con el tiempo incursionaron en el tema, también recuerdos que me quedan de haber oído infinidad de veces narraciones de estos dos hechos.
Narrar estos acontecimientos en base a crónicas de la época escritas en diferentes medios de prensa no es tarea fácil, nos encontramos con lo mismo de siempre, diferentes enfoques, diversidad de opiniones y hasta diferencias en la narrativa de los hechos consumados. Fueron muchos los medios que trataron estos asuntos a lo largo del tiempo. Yo no estoy tratando de llevar a cabo ninguna investigación, y mi intención es solo traer al presente la historia de una esquina como tantas, y presentarles una breve narración de las cosas que sucedieron en dicho lugar.
Para ello debí armar, sacando un poco de acá y otro poco de allá, algo de lo que me parece más coherente con lo que pudo haber sucedido, tampoco entro en detalles morbosos, que los hay, ni profundizo en el tema, más bien es una narración muy superficial la que hice, después de leer todo lo que pude encontrar al respecto y que más me llamó la atención.
En resumen, esto es el recuerdo de dos acontecimientos de carácter público que sucedieron en las calles de la ciudad, más precisamente en la esquina mencionada.
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