CASTILLO DE PÌTTAMIGLIO

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martes, 27 de marzo de 2007

Margarita Xirgu(1888-1969)

porM. Ángeles Bernárdez

«Margarita: Cada rosatiene un rumorcillo de agua,y un dolor de estrella vivabajo sus hojas heladas».Federico García Lorca
«La Voz de la emoción dramática» —nos dice Francisco Arias Solís— era Margarita Xirgu. La actriz catalana nace en Molins del Rei el 18 de julio de 1888. En ese mismo año se inaugura en Barcelona la primera Exposición Universal que se celebraba en España. También tiene lugar, en Barcelona, el congreso constituyente de la Unión General de Trabajadores. Introductora del mejor teatro europeo de su tiempo: Pirandello, D’Anuncio, Wilde, Shaw, Rice…, Margarita supo afrontar los riesgos de interpretar a Mariana Pineda, Marianela, La corona, Divinas Palabras, etc. En su lista de autores españoles están: García Lorca, Galdós, Azaña, Valle-Inclán, Unamuno, Benavente, Eduardo Marquina, J. Ortega y Gasset, Alberti… Junto a Rivas Cherif, da vida a los personajes de nuestra dramaturgia del Siglo de Oro. El maestro Enrique Díaz Canedo afirma que «ha habido dos grandes momentos en el teatro español que han tenido como máximos exponentes a Maria Guerrero y a Margarita Xirgu. No obstante, la Xirgu fue la única que alcanzó la dimensión intelectual del teatro». Y decía Pirandello: «…el cine, con todos sus recursos, es incapaz de producir un fenómeno de sensibilidad como el que consigue esta formidable actriz española». La Xirgu, de personalidad apasionante, siguió los pasos marcados por su profundo deseo de convertirse en actriz, alcanzando el máximo nivel de triunfo personal y de fama. Con la obra de Zola, Teresa Taquín (1906), cumple su deseo, además de iniciarse con honores en su puesta de largo sobre el escenario. Málaga será la primera ciudad donde Margarita interprete una obra en castellano. Desde aquí partirá hacia Canarias, Buenos Aires y Chile. A su regreso, y tras presentarse en el madrileño teatro de la Princesa (1914), la crítica la señala como «alta y generosa renovadora de nuestra escena». Obtiene sucesivos éxitos representando a Mariana Pineda —con diseños realizados por Salvador Dalí— (1927), Yerma (1934) y Rosita la soltera (1935), de Federico García Lorca; en esta última, Federico y Margarita vivirán una noche triunfal. Desde el día del estreno de Rosita la soltera, la actriz recibe diariamente un ramo de flores sin tarjeta ni remitente, que gentilmente les enviaban las floristas de las Ramblas barcelonesas. Margarita Xirgu, guía de Federico García Lorca en América latina, está fuera de nuestro país cuando la guerra civil española es anunciada en todo el mundo. Como un rumor sordo, seguramente, le alcanzaría el eco de una terrible noticia; nadie lo cree hasta que se confirma. En un desgranado balance de nombres de hombres muertos tiene conocimiento de la muerte de Federico. Para ella será un trauma irreparable. «No he podido —decía— creer en su muerte… Me aferro a la ilusión que Federico vive, porque vive en mi esperanza…». Margarita se exilia de España voluntariamente. En su trayectoria profesional, asumido su destino como actriz, contribuye al enriquecimiento cultural de los países hispanoamericanos y a honrar la memoria de Federico. Estrenará en Buenos Aires, en la sala Avenida, la obra póstuma de Lorca, La casa de Bernarda Alba (8 de marzo de 1945). Al acabar la representación, el público del «todo Buenos Aires» estalló delirante en aplausos y vítores emocionados en honor del poeta y de la actriz. Entre los innumerables admiradores de Margarita Xirgu estaba Rafael Alberti. Él dijo de ella, «Yo soy un admirador ferviente de Margarita Xirgu. Soy un religioso fanático del Arte, y en el Templo del Arte, entre los muchos altares que en él se erigen, encuentro siempre el de la Xirgu y ante él, muchas veces inclino mi rodilla… Margarita es, no ya una artista maravillosa sino una esclava, una servidora de su religión». Margarita se dedicó a la formación de nuevas generaciones de actores, y llevó cabo un antiguo proyecto con la fundación de una Escuela de Arte Dramático. A la primera generación de estos actores pertenece el nombre de Alberto Closas. Margarita residió en Argentina y Uruguay. En Montevideo, Uruguay, dirigió la Escuela Dramática Municipal. Un importante acontecimiento en su vida fue la puesta en escena de Hamlet, en versión de María Legarraga de Martínez Sierra (verano de 1933), en Inglaterra (Cuadernos, 1989, 147), donde haría el papel del príncipe de Dinamarca. Después de una exitosa y larga carrera, dejaría vacío el escenario de la vida para siempre el 25 de abril de 1969. La «admirable creadora», como la definió Federico, había cumplido su sueño de ser actriz. Consiguió llenar con su voz, su figura y su expresión apasionada, la bella sombra desgraciada, médula y símbolo de la libertad.

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