PIRIÁPOLIS MÍSTICO
¿Por qué "místico"?
Para explicarlo debemos remontarnos a la infancia y adolescencia de su fundador, don Francisco Piria, quien fuera tutelado por un tío suyo en Italia, monje jesuita, del cual Piria recibe enseñanzas y conocimientos herméticos en la Kabalah y el Arte Real (Alquimia).
De regreso en Uruguay, su país natal, y muchos años después, Piria decide realizar su "gran obra": la creación de una ciudad-balneario totalmente diseñada por él, constituyéndose en una de las muy pocas ciudades en el mundo que fueron pensadas previamente a su construcción.
El lugar elegido por Piria para anclar su obra seguramente lo cautivó por su belleza natural, con sus cerros rindiéndose ante el mar, pero sin duda no fue éste el determinante que lo llevó a construir precisamente aquí. Hay un ingrediente extra a tanta belleza y es la conjunción de fuertes puntos de energía que no pasaron desapercibidos para el fundador.
No es novedad que en el planeta existen ciertos lugares que desde tiempos remotos llevaron a antiguas civilizaciones a construir sus templos y monumentos religiosos en puntos que potenciaban su poder por la energía que allí se concentraba. Este hecho responde simplemente a las radiaciones que emanan del interior de la tierra y su correspondencia cósmica, que provoca que en estos lugares haya vibraciones más altas de lo normal.
Hoy existe una ciencia que mide estas radiaciones y vibraciones, la geobiología. Fue precisamente con el conocimiento de esta técnica - antiguamente conocida como rabdomancia- que se encontraron en Piriápolis innumerables puntos de alta concentración energética. Esto de por sí provocó una grata sorpresa, pero lo más sorprendente fue encontrar que en cada lugar de fuerza Piria dejó un monumento, una construcción o un símbolo. ¿Por qué? ... o ¿para qué?
Como dicen los iniciados, el que tenga ojos para ver que vea.
En realidad, cada monumento y construcción es un símbolo en sí mismo. Existe una conexión entre cada uno de ellos y todos representan una etapa en lo que constituye un camino iniciático. Es asombroso descubrir en sus obras la obsesión por dejar plasmados sus conocimientos de Kabalah y Alquimia, diseñando una catedral a cielo abierto en un paseo, senderos y luminarias en un salón plagado de simbología y colores alquímicos, una iglesia que nunca fue, un castillo entre las sierras de cuya arquitectura se desprende un sinfín de mensajes. En el trazado original de la ciudad, cada manzana fue diseñada para que sus calles formaran un árbol de la vida. Sus monumentos representan en su conjunto el tránsito a la era de Acuario. Sus obras arquitectónicas son templos en sí mismas. Tal vez la más impresionante sea la del Argentino hotel, símbolo viviente del misticismo que encierra la ciudad, donde a cada paso se encuentra un misterio por descubrir, un velo por levantar.
Hacemos la invitación a descubrir la realidad energética de la ciudad del porvenir, a recorrer sus caminos permitiendo que el aire puro llene los pulmones, la tierra generosa muestre sus senderos, el fuego tibio del sol reconforte el alma y el agua cristalina renueve el cuerpo de la manera más sutil en esta magnífica conjunción de propiedades naturales, tanto geológicas, como forestales y geomagnéticas.
Piriápolis es una ciudad mística.
¿O deberíamos decir mágica?
CASTILLO DE PÌTTAMIGLIO
sábado, 17 de marzo de 2007
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