CASTILLO DE PÌTTAMIGLIO

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martes, 27 de marzo de 2007

El aniversario de un símbolo

El Palacio Salvo, icono que identifica a Montevideo en todo el mundo, se prepara para cumplir 75 años de existencia. El eterno gris de su frente descascarado se vestirá de fiesta durante la primera semana de octubre para recordar a la población que sus entrañas laten con las vivencias trasmitidas por las miles de personas que lo han habitado a lo largo de las décadas.
ANA MARIA VIERA
Con tres entradas gigantescas, un pasaje central, 120 metros de altura y su característica torre, el Salvo se encuentra lejos de ser una mole sin vida. Dos mil personas lo habitan en forma permanente y cinco mil lo visitan cada semana. Oficinas y apartamentos conviven en el magnífico edificio, pensado originalmente para ser uno de los hoteles de mayor brillo en el Río de la Plata.
El próximo 30 de octubre, el Salvo aparecerá ante los ojos de todos la población montevideana con todas sus riquezas renovadas. Un trabajo intenso realizado por los integrantes de Palacio Salvo S.A., permitirá restaurar y pintar la fachada y las ventanas. Beatriz Quiroga, presidenta del Salvo, indicó a La República de las Mujeres que se están haciendo negociaciones con UTE para conseguir que el frente del edificio vuelva a estar iluminado, como sucedía hace algunos años atrás.

ACTIVIDADES MULTIPLES
Autoridades políticas y sociales, incluyendo al presidente Jorge Batlle y su gabinete, estarán presentes en la inauguración de los festejos, que comenzarán el 30 de octubre con un desfile de autos antiguos frente a la Plaza Independencia, una maratón por Ciudad Vieja destinada a todas las personas nacidas en el año 1928 y actividades culturales.
El entrepiso del Salvo, donde se realizarán actividades culturales y artísticas durante toda la primera semana de noviembre, estará alhajado con muebles de la época, por lo que quienes asistan se sentirán literalmente transportados al tiempo de la inauguración del edificio. Arquitectos, historiadores, escritores e investigadores brindarán conferencias, se exhibirán películas, recitales y conciertos, y habrá exposiciones de diverso tipo que incluirán concursos de diseño, pintura y literatura. La entrada a todas las actividades (por Plaza Independencia 846) será gratuita.

PROYECTO INTERMINABLE
En 1922 Angel Salvo, inmigrante italiano que había hecho fortuna en Uruguay junto a sus hermanos Dionisio, José y Lorenzo, convocó a un concurso para la realización de un edificio "monumental", pero terminó declarándolo desierto. Finalmente resolvió adjudicarle el trabajo al arquitecto milanés Mario Palanti, que lo ejecutó junto a la empresa constructora alemana Dickerhoff & Widmann.
Palanti era el responsable de la construcción del Palacio Barolo, en Buenos Aires, y tenía la intención de crear un edificio "mellizo" en Montevideo. El arquitecto definía a ambos como las "columnas de Hércules del Río de la Plata". Sin embargo, el Barolo no tenía la grandiosidad ni el tamaño del edificio montevideano. Aquí, la familia Salvo no reparó en gastos para devolver a la ciudad lo que ésta les había dado.
La construcción del Salvo comenzó en 1923, sobre un proyecto que incluía una base de diez pisos y una torre de cuatro pisos más. Angel Salvo murió en 1924, pero sus hermanos resolvieron continuar la obra. Cuando el proyecto original de Palanti estuvo terminado, los Salvo encontraron que la base de cemento armado trasmitía tanta solidez que podían agregarse pisos, por lo que la torre continuó creciendo hasta llegar al piso 25.

SALVO S.A.
En la actualidad, el Palacio Salvo está lejos de aquellos tiempos de esplendor. La crisis económica de 1929, ocurrida apenas un año después de su inauguración, marcó el comienzo de numerosas dificultades a las cuales el edificio no estuvo ajeno. A eso se sumó la tragedia de la familia Salvo, que contribuyó a la pérdida de sus bienes (ver recuadro).
Con los años, el hotel se convirtió en edificio de oficinas, y posteriormente en departamentos cuyos dueños actuales integran una sociedad anónima. Quienes habitan allí no tienen título de propiedad sino acciones de esa sociedad y son dueños incluso de la imagen del Palacio Salvo, que tienen registrada.
Una comisión directiva existente desde 1964 se encarga del mantenimiento del lugar recaudando recursos a través de los gastos comunes, que "no han aumentado pese a la crisis económica y a las numerosas tareas que se están haciendo". Quiroga aclara que las mejoras se hacen "en gran parte con el dinero que correspondería a la contribución inmobiliaria". Al ser declarado Monumento Histórico Nacional en 1996, el Salvo quedó eximido de pagar ese tributo. A cambio, la Intendencia de Montevideo (IMM) exige que esos recursos sean destinados al mantenimiento y mejora del edificio.

HOGAR DE INTELECTUALES
Las decisiones más importantes se adoptan entre todos los vecinos en gigantescas asambleas y se intentan mantener las normas de convivencia aunque, según Quiroga, "a veces se hace difícil, considerando la diversidad y cantidad de personas que viven aquí".
La mayoría de quienes que habitan en el Salvo son muy mayores y llevan muchos años allí. Sin embargo, ese grupo convive con jóvenes que alquilan algunos departamentos y grupos de oficinas. También están los intelectuales, que muchas veces se han "enamorado" de sus características y su historia y lo eligen por sus particularidades. Quiroga comenta que incluso algunos de los habitantes del lugar "están escribiendo libros dedicados al edificio, tanto ensayos como novelas. El Palacio Salvo apasiona a más de uno con su historia y su contenido". Escritores, actores y músicos conviven entre esas paredes llenas de historia aunque con algunos toques de modernidad.

RETORNO AL ESPLENDOR
La comisión de Palacio Salvo quiere también un edificio para el futuro, por lo que se han instalado ascensores nuevos que suplantaron a los viejos elevadores manuales. Debido a discrepancias con la empresa adjudicataria de los ascensores, todavía no se cuenta con un elevador que suba a partir del piso 18, por lo que los vecinos de la parte superior de la torre todavía usan escaleras. Quiroga asegura que la voluntad es superar ese tema en breve para brindar comodidad a todos los habitantes del lugar, y además reinaugurar para el uso público el mirador del piso 25, actualmente fuera de servicio.
La intención es que estos problemas estén superados para la fecha de los festejos, que incluirán la participación del Salvo en el Día del Patrimonio Nacional. Para Quiroga, el 75 aniversario permitirá que el lugar "vuelva a ser de todos los montevideanos, que verán al Palacio Salvo en todo su esplendor".

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